sábado, julio 12, 2008

Kung fu panda en El Mercurio:Wikén


Estrenos
Maestro oso

Esta nueva película de la productora DreamWorks a lo mejor no presenta una defensa abierta de la obesidad y el relajo calórico, pero es evidente que el protagonista, el oso panda Po, no tiene el físico ni el carácter de un campeón del kung fu. Po pierde el aliento después de una pequeña caminata, sólo en sueños es capaz de dar saltos, acrobacias y golpes, y la voz del oso panda, en la versión original, es la del actor Jack Black, lo que reafirma las características del personaje: gordo, flojo y medio timorato.

El oso panda, sin embargo, es un fanático de las artes marciales, porque se ha leído lo que hay que leer y conoce los nombres de todos los golpes, armaduras y héroes. La aventura transcurre en el Valle de la Paz, en una China milenaria, colorida y de fantasía, como sólo una película de animación puede imaginar.

En ese lugar y en el Palacio de Jade, la fortaleza que protege el valle, el gran sabio del kung fu, la tortuga Oogway, debe elegir al guerrero dragón. Que, en el fondo, es el superhéroe protector de la ciudad, cuya misión es mantener la paz y enfrentarse al único enemigo, que por ahora está en la cárcel: Tai Lung, un leopardo blanco.

Los mejores postulantes son Los Cinco Furiosos - Tigresa, Grulla, Mantis, Mono y Víbora- que han sido adiestrados durante años por el maestro Shifu, un diminuto ratón blanco.

El oso panda, por cierto, no tiene cabida en ninguna de estas ceremonias y ni siquiera es espectador, porque demoró demasiado en subir la larga escalinata, llegó último, sin aliento y las puertas del palacio se cerraron.

Sin embargo, la parsimoniosa y arrugada tortuga Oogway, le otorga a Po el cartel y la carga de convertirse en el guerrero dragón.

Entre lo más divertido de la película están los comentarios y frases crípticas de Oogway, donde nunca se sabe si es un pozo de conocimientos o si está algo demente y por eso existe una duda razonable: eligió al oso porque es un sabio maestro o porque es un viejo loco.

La película mantiene este barniz irónico a lo largo de una historia que no se complica, porque es directa, simple y tampoco subraya enseñanzas o moralejas. De hecho, la gordura y torpeza del oso panda es parte de la causa, porque si bien se presenta como un obstáculo para el protagonista, a la larga su voracidad se convierte en su fortaleza.

Este no es un relato, entonces, sobre el cambio físico del protagonista y eso ahorra los discursos sobre aceptar las diferencias, practicar la tolerancia y entender que no todos son iguales. En rigor, todos son distintos, partiendo por el papá del oso, el señor Ping, que ni siquiera es oso, es ganso, pero tampoco hay necesidad de explicar nada, lo que subraya esa pátina de humor absurdo que sostiene la historia.

En otras palabras, podrá haber más o menos kung fu en la película, pero lo esencial es inmutable: Po parte como un oso obeso y glotón y nada lo cambia, porque termina idéntico. Un héroe.

"Kung Fu Panda"

EE.UU. 2008. DIRECTORES: Mark Osborne y John Stevenson. 92 minutos. Todo espectador.

Antonio Martín

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